La crisis en lugar de detenerse se incrementa en el sector financiero del orden mundial. No regresa la credibilidad en el sistema, a pesar de la intervención que ha hecho el presidente norteamericano Joe Biden notificándole a sus compatriotas que nadie perderá sus ahorros. El miedo de perderlos y la desconfianza generada tienen ganado, hasta ahora, el terreno en los usuarios.
Las autoridades de Estados Unidos tratan de estabilizar el sistema financiero tras garantizar los depósitos de los clientes de las entidades bancarias Silicon Valley Bank y el Signature Bank, sin importar cuánto tuvieran, obviando el límite de 250.000 dólares asegurados. Un grupo de bancos regionales estadounidenses siguen bajo presión y no se descarta que la bola de nieve se lleve por delante nuevos perjudicados.
El cambio repentino ha seguido en el comportamiento y la previsión que se tiene es que la situación sigue para el First Republic Bank, el PacWest Bancorp y algunos otros. El viernes se generó el ambiente de una caída inminente; el lunes, echaron marcha atrás como si solo hubiera sido un traspiés pasajero, y el martes las cifras en rojo volvían, lo que llevó a pensar que las perspectivas, en cualquier caso, no lucen positivas.
El diario Financial Times señaló que bancos grandes como JPMorgan y Citigroup han venido recibiendo una oleada fuerte de depósitos cuyo origen son precisamente bancos medianos y pequeños cuyos ahorradores parten de la base que las entidades grandes protegen mejor su dinero. Esa actitud, acabó con la esperanza que las medidas tomadas por la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro y los reguladores acabaran con el ambiente que se generalizó de caída total.
La gran pregunta que surge es si las entidades medianas y pequeñas alcanzan a aguantar el volumen de retiros en tan corto lapso de tiempo. A la vez que se genera la inquietud de si el flujo de crédito en circulación se reducirá por nuevas medidas regulatorias que sean dictadas. El gran temor es que todo unido, pueda conducir a una recesión que viene anunciándose de tiempo atrás.
De hecho, el precio del barril de petróleo brent recogía esos temores persistentes con caídas del 5%, y el dólar, tradicional valor refugio, se fortalecía cerca de un 2% frente al euro. En Europa la situación no es diferente. El presidente español, Pedro Sánchez, ha expresado opiniones en el ánimo de romper cualquier paralelismo con los acontecimientos de 2008 que dieron lugar a la Gran Recesión, ahora que vuelven a resonar las comparaciones con el derrumbe de Lehman Brothers.
Ha dicho, que Europa tiene un sistema de supervisión reforzado que no tenía en aquellos tiempos, y luego destacó que tanto los bancos europeos como especialmente los españoles cuentan con altos volúmenes de liquidez y solvencia superiores a la media. Eso no quiere decir, explicó, que haya que dejarse llevar por la autocomplacencia. “Creo que hay trasladar un mensaje de tranquilidad, pero también de prudencia y de seguimiento de cerca de estas tensiones financieras”.
La situación tiene todos los ribetes de un gran sismo en el mundo entero, lo que nos hace recordar aquella frase que si en Estados Unidos estornudan, por estos lados da gripa de inmediato, más aún si a ello se suma lo hasta el momento conocido de sucesos en Europa.
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