Tras su lanzamiento el pasado mes de diciembre y luego de un meticuloso proceso, el telescopio espacial James Webb logró desplegar por completo y de forma segura los 18 segmentos de su espejo primario, etapa que significaba una de las fases más cruciales para la misión del aparato.
Después de superado este proceso, ahora sigue la alineación y ajuste de los espejos, lo que permitirá que el telescopio capte los rayos infrarrojos de manera perfecta, mientras se ubica sobre el punto de Lagrange (L2), a 1,5 millones de kilómetros fuera de la órbita terrestre, posición en la que estará durante 5 meses realizando las calibraciones pertinentes para dar comienzo a las observaciones científicas.
Uno de los retos más grandes que tenía el despliegue de poco más de 12,5 mm de los segmentos de espejo, era realizar el proceso de manera adecuada pese a que el material del esqueleto de cada elemento está construido de berilio, un metal ligero no magnético que es considerado demasiado fuerte por sus características de composición y peso.
Por ahora, lo que se espera es que el equipo de la NASA logre calibrar todos los componentes del telescopio el cual se espera que pase un unos 20 años en el espacio tomando fotos -que llegarían a mediados de este año- y que contribuya a descubrir datos claves para el estudio de la formación del sistema solar.
Cinturón de Kuiper y el origen de la vida
Una de las misiones más importantes que tiene el telescopio James Webb será la investigación de la composición de los objetos del cinturón transneptuniano o Cinturón de Kuiper, una especie de anillos compuestos por objetos helados los cuales, según los científicos, son una de las estructuras más grandes y a la vez, más desconocidas del sistema solar.
“El cinturón transneptuniano está formado por millones de cuerpos que guardan información de las etapas en las que los planetas se formaron y por ello es una de las piezas clave que nos falta para entender cómo se formó el sistema solar, para entender cómo evolucionó hasta su estado actual y para comprender así mismo dónde se formaron aquellos ingredientes que dieron origen a la vida”, explicó Noemí Pinilla, astrónoma y científica.
Junto con esta importante observación, el telescopio tendrá dentro de sus objetivos encontrar las luz de las primeras estrellas y galaxias formadas luego del Big Bang, estudiar la formación y evolución de las galaxias y analizar la formación de estrellas y de diversos sistemas solares.
Una observación distinta
A diferencia de su predecesor -el telescopio Hubble- James Webb tiene la capacidad de realizar astronomía infrarroja, lo que le permite cubrir mayores distancias y con esto observar más atrás en el tiempo, por lo que se espera que pueda dar claridad sobre la formación del sistema solar.
De igual modo, esta tecnología también se usará para recopilar información sobre la luz de la estrella Boyajian, un punto luminoso ubicado entre las constelaciones de Cygnus y Lyra, a 1500 años luz de la Tierra, cuerpo celeste que fue descubierto en el 2015.
Los científicos han puesto el ojo y sus estudios sobre esta estrella dados los cambios de luminosidad que presenta y que podrían ser muestras de un grupo de planetas o de un objeto de gran masa que la órbita.
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