“Traemos a la memoria estos antecedentes para expresar con toda claridad, que el domingo próximo, Santiago de Cali estará señalando el derrotero hacia el futuro. Las mayorías del domingo impactarán y se verán reflejadas para la futura elección de gobernador del Valle y del alcalde de Cali”.
Antes de la intervención política de los partidos tradicionales, en Cali ya existía un liderazgo representado en la clase empresarial que a través de los ingenios azucareros tenía control sobre buena parte de los intereses económicos de la población y, por ende, incidía en las definiciones del poder político.
En estas épocas no existía ni la elección popular de alcaldes ni la de gobernadores, que se reglamentó a partir de la Constitución de 1991; lo que permitía de manera más expedita que esa élite empresarial participara en las definición de los nombres que tendría en cuenta el presidente de Colombia para nombrar al gobernador y una vez conseguido este propósito, se intervenía en el nombramiento del alcalde de Cali.
Las mayorías en las urnas, elección tras elección, reflejaban una clara tendencia de los caleños a respaldar las orientaciones del caudillo liberal Carlos Holmes Trujillo. Solo con la elección del primer alcalde popular le fue reconocida su primacía y recibió un respaldo mayoritario en las urnas que permitió que saliera elegido Carlos Holmes Trujillo García en una jornada electoral muy reñida frente al populista Henry Holguín.
Cali ha tenido históricamente una clara tendencia a favorecer al Partido Liberal en las urnas y esa misma forma de expresar un alejamiento de los postulados del conservatismo social, originó que la ciudad fuera escenario de varias transformaciones políticas como la llegada del Movimiento de Renovación Liberal de Alfonso López Michelsen, disidencia hacia la izquierda de su partido y posteriormente la irrupción de la Anapo, el movimiento de Gustavo Rojas Pinilla que logró conquistar la mitad del Concejo de Cali, en alianza entre otros con el Partido Comunista. No es de olvidar la presencia del llamado Movimiento Cívico, liderado por el periodista colombocubano, muy apreciado en la ciudad, Jose Pardo Llada que conquistó once curules en la corporación edilicia.
Con estos antecedentes, en Cali se dieron varias protestas sociales que reclamaban una mejoría en la calidad de vida de los habitantes más pobres de la ciudad. Lo anterior se evidenció en el movimiento que en la década de 1970 buscó vivienda y servicios públicos para este sector, a través de protestas encabezadas por personas que habían llegado a Cali en años anteriores y que buscaron de esta manera un espacio en el que pudieran construir su propio núcleo social dentro de la ciudad.
Traemos a la memoria estos antecedentes para expresar con toda claridad, que el domingo próximo, Santiago de Cali estará señalando el derrotero hacia el futuro. Las mayorías del domingo impactarán y se verán reflejadas para la futura elección de gobernador del Valle y del alcalde de Cali. La decisión solo es una: se respalda la continuidad; o se derrota el modelo que ha imperado autocrático y dictatorial en una Cali que tiene una división urbana y rural con una marcada diferencia entre una y otra en el aspecto socioeconómico.
O recobramos el camino, o nos mantenemos anestesiados observando cómo nos siguen destruyendo la ciudad que le pertenece a las futuras generaciones. La decisión está en sus manos, al marcar bien el tarjetón.
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