El azúcar es un alimento muy controversial en los niños, que merece la pena que sea definido: el azúcar es un nombre general que comúnmente se le puede atribuir a cualquier alimento o ingrediente con la capacidad de endulzar, que aporta cierta cantidad de calorías y con aporte o no de vitaminas y minerales. Los edulcorantes artificiales no calóricos, son otro tipo de endulzantes que no aportan calorías ni ningún nutriente, en su mayoría son artificiales y, por ende, no se recomienda su uso en una alimentación habitual.
Si has leído nuestros contenidos, sabrás por qué el azúcar como alimento o ingrediente individual no es malo por sí solo; su excesivo e irresponsable consumo en cantidad y frecuencia, sumado al desequilibrio en la alimentación lo podrían convertir en el ingrediente culpable. Lo podemos ver como el que debemos ‘prohibir’, pero es importante y necesario generar una educación y responsabilidad alrededor de su consumo, además se debe entregar información siempre acerca de sus efectos y consecuencias cuando se convierte en un hábito.
Los azúcares añadidos o también llamados azúcares libres son el azúcar que la industria añade al producto como ingrediente, en forma de azúcar, sacarosa, glucosa, fructosa artificial, jarabe y miel, entre otros. Hay que tener presente que ciertos alimentos contienen azúcares naturales, como lo pueden ser las frutas con la fructosa y la leche con la lactosa.
Es importante diferenciar estas dos formas de consumo de azúcar para conocer las recomendaciones y límites de consumo de cada uno de ellos.Las alarmas hoy se prenden por el consumo excesivo de productos con gran cantidad de azúcar añadida y productos elaborados a partir de harinas refinadas las cuales, metabólicamente, se comportan similar al azúcar o sacarosa de mesa.
Para valorar un alimento hay que evaluarlo como un conjunto y no como un nutriente aislado.
El dulce es un sabor innato al ser humano que podría generar cierta dependencia, si es utilizado y consumido de manera irresponsable. El azúcar es empleado entonces para realzar algunos sabores y con ello atraer a los niños hacia productos que podrían no ser los más saludables, sin debatir el gran sabor que este confiere. Los productos con gran contenido de azúcar favorecen un consumo de energía excesivo en nuestros niños. Si este consumo se repite en desayunos, refrigerios, almuerzos y comidas día a día será un hábito de consumo, lo que los llevará a un camino donde el azúcar será probablemente el culpable de provocar problemas en salud como sobrepeso, obesidad y diabetes, entre otras.
Conscientemente entonces sabemos, que podríamos ofrecer esporádica y responsablemente productos con contenidos moderados de ‘azúcar añadida’ a nuestros pequeños mayores de 2 años. Una cantidad moderada de azúcar añadida en un producto son como máximo 8 gramos de azúcar añadida por porción de alimento. Estos alimentos deben consumirse como un antojo y no deben ser parte de la dieta diaria de los niños.
Hoy, las exigencias de los consumidores por adquirir productos de calidad nutricional y las cifras alarmantes de enfermedades causadas por malos hábitos de alimentación generan la necesidad de crear nuevas iniciativas de la industria para ofrecer productos que favorezcan el bienestar de nuestros hijos.
Por: Catalina Wills – Nutricionista infantil.
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