Colombia amaneció hoy con un nuevo mandato presidencial. El pueblo se pronunció ayer en las urnas y escogió al líder de la izquierda, Gustavo Petro con la promesa de hacer un cambio en el país.
El mandato del “cambio verdadero”, como lo llamó el electo presidente en su discurso, es una expectativa y todo un desafío para el nuevo gobierno y para la sociedad colombiana.
Petro hizo algunas claridades sobre ese postulado central de su programa de gobierno y trató de dar un parte de tranquilidad al precisar que “no es un cambio para vengarnos”, ni para construir más odios, ni para profundizar el sectarismo en la sociedad colombiana, sino “para que el país, en medio de su diversidad, sea una (sola) Colombia”.
El primer paso que dio en esa dirección fue extenderle la mano del diálogo a su adversario Rodolfo Hernández y sus votantes y les dijo que serán siempre bienvenidos al Palacio de Nariño.
El pueblo se pronunció ayer en las urnas y escogió al líder de la izquierda, Gustavo Petro con la promesa de hacer un cambio en el país.
En ese propósito de acercamiento nacional, las regiones aparecen como protagonistas sobre todo en lo que tiene que ver con el desarrollo de la política de paz, en un diálogo que llamó “vinculante”, lo que implica que “aquello que se decida regionalmente para acabar los conflictos violentos, se vuelve norma y obligatorio; se cumpla”.
Por eso, seguramente no dejará de inquietar en muchos círculos económicos y de poder los cambios que vendrían y que tanto afectarán a las regiones, por ejemplo, en la explotación de recursos naturales como el carbón que van en contravía de su política de preservación de la biodiversidad y el medioambiente. O el manejo y uso de la tierra, sobre todo la ociosa, con el fin de ampliar la producción agropecuaria, con lo cual dejó prácticamente planteada la realización de una reforma agraria que tanta controversia genera.
Sin embargo y en aparente contravía de sus principios socialistas, Petro sorprendió al indicar que con el nuevo desarrollo productivo del país va a “desarrollar el capitalismo en Colombia”, lo que sustenta en la promoción de un “pluralismo de conciencia e ideológico y económico, con el fin de superar viejos feudalismos y poder tener una tierra de alimentos cultivados”.
En las líneas que empezó a trazar para su nuevo gobierno, no faltó una referencia a la política internacional que asumirá Colombia, sobre todo con Estados Unidos en lo que tiene que ver con la transición energética para reducir la contaminación ambiental y preservar la vida y la biodiversidad en el planeta.
En general y como se esperaba, el discurso de Petro fue un tratado de políticas y propuestas de gobierno orientadas a darle un viraje a la manera como se ha concebido el Estado y se ha ejercido el poder en Colombia. No va a ser fácil para él implementar todo lo que propone ni tampoco para el país asimilar los cambios.
Sin duda, en ese proceso se van a generar traumatismos y fuertes malestares sociales y económicos, Lo más importante es que sean gestionados de buena manera y que haya acuerdos para que el remedio no termine siendo peor que la enfermedad.
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