La ‘Oophaga lehmanni’ es una ranita venenosa cuya belleza casi la ha llevado a extinguirse debido al tráfico ilegal. Ahora, por primera vez en Colombia y tras varios años de investigación y experimentación, una alianza de entidades logró su reproducción bajo cuidado humano y este lunes 6 de junio, en algún lugar del Pacífico colombiano, fueron liberados los primeros 29 ejemplares con los que se espera empezar su repoblamiento.
“Estamos felices de estar aquí en este momento histórico, ayudando a que esta especie no desaparezca de la faz de la Tierra. ¡Qué mejor forma para arrancar la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente! Ha sido un largo recorrido en el que varias entidades hemos unido esfuerzos para lograr que hoy arranque esta nueva etapa de liberación de estas hermosas ranitas que están gravemente amenazadas y que como Corporación nos hemos comprometido a proteger con nuestros aliados”, dijo durante la liberación Marco Antonio Suárez Gutiérrez, director general de la CVC.
Este programa es imprescindible para la supervivencia de esta especie. Carlos Andrés Galvis, biólogo, jefe de Poblaciones de la Fundación Zoológico de Cali, explicó que “a través de estudios llevados a cabo por autoridades científicas, entre los que se encuentran los de la Universidad del Valle con apoyo de la CVC, se determinó que la ‘Oophaga lehmanni’ es una especie que se encuentra en peligro crítico debido a la gran cantidad de individuos que se han extraído para el comercio ilegal, además de las afectaciones en su hábitat natural“.
La terrible conclusión a la que se llegó es que, aun si se detuviera por completo el tráfico, la población está tan diezmada que no lograría recuperarse naturalmente y su existencia se iría apagando hasta desaparecer.
Por eso se formó una alianza estratégica liderada por la CVC, el Zoológico de Cali, la Universidad del Valle y la WCS, en la que también participan el Ministerio de Ambiente, Parques Nacionales, la comunidad de Anchicayá, la Universidad de Los Andes, el Zoológico de Zúrich y profesionales como el profesor Adolfo Amézquita entre otros.
Paradójicamente, y sin tener la menor idea del papel que su crimen iba a terminar jugando, dos traficantes de fauna que pretendían sacar estas y otras ranitas del país fueron interceptados en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, donde se logró su captura y la recuperación de los anfibios.
“Gracias a que ya existía la alianza, la CVC definió que los animales de estas incautaciones hicieran parte de un grupo fundador que se estableció en el Zoológico de Cali”, relata Galvis.
Estas ranitas incautadas fueron la semilla del programa. Tras cerca de dos años de investigación y experimentación, con el trabajo de tiempo completo de profesionales especializados en un laboratorio construido exclusivamente para esta especie con condiciones de temperatura, humedad y otros factores ambientales rigurosamente controlados y después de una cuidadosa selección genética, dieron por resultado estas primeras 29 ranitas con las que se busca iniciar el repoblamiento.
Estas ranas liberadas serán monitoreadas con ayuda de las comunidades del sector con las que se espera fortalecer este programa de conservación.
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