Esperanzador anuncio el que a través de la columna de opinión, que sostiene en este diario, hiciera el día anterior el dirigente y líder caleño José Renán Trujillo: la puesta en marcha de un centro de pensamiento como brazo académico de la fundada, hace un par de años, Corporación para la Participación Ciudadana, CPC, que ha venido prestando un importante servicio en estudios sobre nuestra ciudad capital. Hay que reconocer el valioso regreso a la actividad pública de Trujillo, exaltado en diversas oportunidades durante sus dieciséis años de recorrido legislativo como un senador que representó dignamente a nuestro departamento y como uno de los mejores legisladores del país.
Primero fue una Corporación, para promover la enseñanza de las herramientas que sustentaron el paso de nuestra Constitución Política de una democracia representativa a una participativa, que no han sido debidamente usadas como un verdadero propósito de país, para abrir los canales que permitan la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones de sus gobernantes en el orden nacional, departamental o municipal; ahora la fundación de un centro de pensamiento.
El hombre siempre ha tenido como objetivo convivir en paz y armonía con los demás porque aun inconscientemente siempre necesitaremos convivir con otras personas, pero no se trata de sólo convivir sino también de convivir bien. Lamentablemente por la desidia de diferentes administraciones municipales y por la falta de convertir prioridades básicas de convivencia en políticas de Estado, Santiago de Cali pasó de ser, hace mucho rato, ejemplo de cultura ciudadana a capital del recuerdo de lo que alguna vez hizo parte de su cotidiano vivir.
¿Por qué las personas de Santiago de Cali, teniendo una ciudad tan hermosa, no tienen sentido de cultura ciudadana?
En nuestra capital del suroccidente colombiano, la cultura ciudadana es un aspecto que, si nos ponemos a examinar, le falta mucho y no es que solo sean unas pocas personas, somos todos, porque todos siempre buscamos el beneficio individual y no buscamos el beneficio común porque nos importa más que uno mismo sea el que progrese sin importar por encima de quien tiene que pasar.
Cuando un ciudadano piensa individualmente y no en el bien común se debe a la falta de la cultura ciudadana, un concepto del que todos pregonamos pero pocos aplican y aunque parezca tan difícil de lograr en realidad es muy sencillo, simplemente se necesita tener sentido de pertenencia por nuestra ciudad, cambiar ese pensamiento individualista y pensar en colectivo.
De allí la importancia del anuncio del líder ciudadano José Renán Trujillo, quien dicho sea de paso con sus actitudes y decisiones cada día hace crecer más el voz a voz de ser quien representa lo que Cali está reclamando: un alcalde serio, con experticia y conocimiento de lo público que presida un gobierno participativo, de fundar el centro de pensamiento de políticas públicas, iniciando por la recuperación de la cultura ciudadana en esta ciudad que merece recobrar el camino que la vuelva a consolidar como la segunda ciudad del país.
Bienvenido el anuncio que esperamos sea el preámbulo de una legítima aspiración.
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