Cali, Ciudad Inteligente, y no hay semáforos en la ciudad. Pareciera ser que al señor alcalde, y a su equipo de Ciudades Inteligentes se les ha olvidado el marco lógico en el cual construyeron el concepto de Cali Ciudad Inteligente. Se propone que la ciudad de Cali esté en capacidad de proveer a sus habitantes (según el estado del arte del estudio Diagnóstico de Ciudad Inteligente, Santiago de Cali, 2019):
Optimización de la asignación de recursos.
Integración de la hélice social, proveyendo a la administración pública de información transparente.
Procedimientos comunes para aumentar la eficiencia del gobierno.
Participación ciudadana en la administración pública.
Indicadores de rendimiento de las políticas públicas, en constante actualización y divulgación a la ciudadanía.
Tener un elevado grado de satisfacción ciudadana.
En cuanto a la asignación óptima de los recursos públicos, hemos vivido en Cali una Administración que se ha dedicado a despilfarrar nuestros recursos. Regresemos a diciembre del 2020, dónde poco tiempo después de anunciar la construcción del edificio Cali Inteligente -proyecto que no cuadra en el marco lógico del diagnóstico- se pasó a gastar más $11.000 mil millones en la Feria Virtual.
Hoy en día ha generado tanta preocupación la gestión de estos recursos del evento, que la Contraloría ha tenido que entrar a investigar lo que sucedió. En su primer informe encontró un alarmante número de hallazgos a los contratos realizados, con posibles incidencias disciplinarias, penales y fiscales.
Ahora, después de un estallido social como el que se vivió en nuestra ciudad, hoy es el día en el que no se está viendo una integración de la población civil. Los caleños seguimos al margen de la Administración central, sin tener nuestras preocupaciones escuchadas y viviendo uno de los peores momentos de inseguridad en los últimos 15 años. Es más, el único proceso de participación ciudadana notorio que hemos visto ha sido el movimiento para destituir al alcalde Jorge Iván Ospina.
Por otro lado, vemos a la urbe en un estado de movilidad deprimente, se perdió la poca autoridad que se había construido. Parrilleros hombres por todo lado, motociclistas sin usar casco, sentidos viales que no se respetan, y los pocos semáforos que funcionan parecen ser un recuerdo más del árbol de navidad. ¡Ah!, pero eso sí, el proyecto de la renovación del Pascual se termina a como dé lugar. No existe una construcción de procesos efectivos de renovación urbana y a duras penas se han construido métodos que lleven a la estandarización de procesos que generen una administración eficiente.
Entrando al tema de los indicadores puestos a disposición de la ciudadanía, parece que el de la inseguridad es el único que se presenta, ¿dónde quedó el desarrollo educativo para la mentalidad de una Smart City? ¿Dónde vemos el progreso pedagógico de nuestros ciudadanos en la implementación de nuevas tecnologías en sus negocios?
Seguramente lo hacen, con los mismos de siempre y para la misma gente, aparte de no tener divulgación transparente hacia los caleños. Y bueno, lo que sí podemos medir es cuantas veces sale Jorge Iván Ospina en Twitter a decir que los pájaros están alborotados.
El chiste de la satisfacción ciudadana con la alcaldía de Jorge Iván se cuenta solo con las encuestas de aprobación, así que no entremos a discutirlo. En resumidas cuentas, creo que los caleños nos merecemos más que esto. El tema de la sostenibilidad y del desarrollo tecnológico no se puede convertir en un caballo de troya para nosotros, el cual están utilizando para desmejorar nuestra calidad de vida y las oportunidades que nos depara el camino. Es momento de tomarnos en serio el asunto de nuestro futuro y desarrollo. Con las elecciones que se vienen adelante, en todos sus estamentos, pues hay que leer, criticar y más importante que nada, salir a votar.
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